Rómulo Gallegos tenía razón. Siempre la tuvo. No importa cuántos análisis de la obra "Doña Bárbara" se hagan en las aulas de los liceos de nuestro país, todos concluyen que la lucha entre lo civilizado– personificado en Santos Luzardo– y lo salvaje –encarnado por Doña Bárbara– son una representación de la constante, y vigente, disonancia que vive Venezuela.
Pero ¿a qué viene esto? ¿Por qué estoy desempolvando los recuerdos que me dejó esa obra de la literatura latinoamericana?
Pues, porque hasta hace un par de días tuve la dicha de conocer a unos familiares extranjeros que jamás habían pisado la tierra que me vio nacer. Y yo jamás había tenido verdaderos turistas alojados en mi casa. Mi madre y yo nos encontramos en una situación nueva y particular: mostrar el sitio donde vivimos.
¿Cómo explicar en unas escasas semanas lo que es ser venezolano en Venezuela? ¿Cómo explicar que lo salvaje y lo civilizado de "Doña Bárbara" está en cada uno de nosotros?
Y es que, creo, todos los venezolanos queremos lo mejor para el país: una Venezuela civilizada, organizada, con justicia y ciudadanos de valores intachables, en fin, que queremos lo que quiere Santos Luzardo; pero también somos desordenados, dicharacheros, vivos, escandalosos y algo salvajes, o sea, que nos portamos como Doña Bárbara.
Mis familiares no tuvieron la oportunidad de pasar el tiempo suficiente en mi país como para enamorarse de mi patria tal como lo hiciera mi abuelo hace, exactamente, 60 años.
Espero que vuelvan, la próxima vez con más calma, para poder mostrarles esos hitos naturales que nos hacen ser salvajes y las principales ciudades convulsionadas que tratan de ser civilizadas.
POCO A POCO: Cada experiencia por pequeña que sea, cada persona por diferente que sea, cada paso que se da nos acerca más a aprender sobre nosotros mismos.
martes, mayo 08, 2012
jueves, marzo 22, 2012
Al "Pichurrito"
Pichurrito, para cuando puedas leer esta carta
electrónica ya sabrás que yo soy la tía-prima algo loca, algo seria y algo
energúmena que – muy seguramente – hará payasadas con el simple objetivo de
verte reír.
También sabrás a estas alturas que te esperan unos cuantos
años de estudios, clases, profesores insoportables (también los hay muy
divertidos, no te preocupes) e investigaciones en las que tu tía-prima meterá
la mano para corregirte algunos detalles.
Después de esta introducción es sobre
eso que quiero hablarte: Las investigaciones.
Hace unos días, leí un artículo en la página web runrunes.es
que hablaba de la aparición de Encarta, Wikipedia y la casi extinción de las famosas
enciclopedias por grandes tomos empastados con miles de artículos organizados
alfabéticamente.
![]() |
"De la época cuando había libros, mijo" |

Se podría decir que mi generación es de Encarta “para
acá”, pero además de agradecerle a mi madre por suplirme con los CD’s –y luego
los DVD’s–, quiero agradecerle el haberme inculcado la lectura y la búsqueda de
información en esas “prehistóricas” enciclopedias.
Y es que, Pichurrito, yo deseo con toda mi alma que
el gusanito de la lectura y el amor por los libros te pique. Que pongas en duda
cada gota o “bit” de información que pase por tus sentidos. Que seas
contestatario, que argumentes y que tengas tus propias opiniones.
Pero, sobre todo, que entiendas que el valor de los
libros radica en que no cualquier charlatán puede escribirlos – para nosotros,
los charlatanes, existe Internet.
A veces podrás buscar cosas como “Escudo de
Venezuela” y, además de ver las diferentes versiones que ha habido a lo largo
de nuestra historia, podrás encontrar casos de charlatanes que juegan con lossímbolos patrios en sitios web y muestran nuestro escudo con la cara del, para
este momento, expresidente Chávez, el difunto Fidel Castro y el expresidente
Evo Morales.
¿Cómo te protegemos quienes te queremos de este tipo
de información errada?
Pues no podemos. Simplemente te podemos dar las herramientas
para que puedas discernir qué está bien y qué está mal.
Tu loca, seria y energúmena tía-prima,
Alix Llovera
Dedicado a todos los Pichurritos de la próxima
generación.
viernes, marzo 09, 2012
Un cuento de Horror

Logré conseguir un vagón donde poder ir sentada en el metro; me esperaban 11 estaciones – de extremo a extremo de la línea– para meditar, leer, escribir o dedicarme a lo que se hace la mayoría en el metro: dormir.
Opté por esto último porque realmente era un estado de duermevela y no uno de esos sueños de boca abierta y baba en la comisura de la boca.
En la siguiente estación entraron 4 muchachas al vagón. No tendrían más de veinte años y, para quienes se están adelantando al cuento, no, no nos robaron. Simplemente empezaron a “echarse los cuentos”
Y aquí es cuando empieza el cuento de horror a dos voces:
– No, Mariks, el otro día estábamos en la escalera para entrar al barrio y de repente comenzó una balacera.
– Eran pistolas automáticas, seguro, porque sonaba ratatatatatata
– En ese momento nosotras dos nos lanzamos por debajo de la escalera, pero Fulanito y Menganito se quedaron arriba.
– En eso llegaron los Karajs, y entre ellos había una tipa, ¡Imagínate, hasta las tipas andan enhierradas ahora!
– Y bueno, iban a atracar a Fulanito y Menganito
– A nosotras no nos vieron.
– Uno de los Karajs le puso la pistola en la frente a Menganito y Menganito se la quitó, así burda de arriesgado.
– El malandro se arrechó, le gritó a Menganito y disparó, con la mala suerte que la bala le dio en la cabeza a Fulanito, porque a Menganito le dio tiempo de agacharse.
– Mariks, al día siguiente había sangre por todos lados.
– Menganito tuvo que irse del barrio porque lo tenían amenazado de que si hablaba lo mataban.
Inmediatamente después empezaron a hablar de otras cosas. Cosas banales que tenían la misma entonación de tertulia que el cuento de Menganito y Fulanito en las escaleras del barrio.
Se bajaron en una de las estaciones que atraviesan una zona de bajos recursos conversando sobre la amiga que era desinhibida y ahora forma parte de los Testigos de Jehová.
Yo ya no podía “echar mi sueñito”. El estado de duermevela se había convertido en un estado de alerta; ¿quién puede dormir sabiendo que la muerte de Fulanito es una de las tantas del montón que enlutan a cientos de familiares todos los fines de semana?
Fulanito es, simplemente, un fulanito más para quienes le dieron muerte. Fulanito es la cama que no se volverá a llenar en las noches en su casa. Fulanito es el número de celular que su madre no volverá a marcar jamás.
Fulanito es eso: un fulanito más en las estadísticas de ingresos en la morgue del Ministerio del “Poder Popular” para el Interior y “Justicia”, CICPC y TSJ.
Lástima también para las dos muchachas que, ya desde hace mucho, tuvieron que asimilar ese cuento de horror como parte natural de su día a día.
domingo, febrero 26, 2012
Deme un discurso de altura, por favor.
Hace ya mucho tiempo ¿no? Pero eso no es lo
importante aquí.
Hace un par de semanas, hubo en mi país un evento
único en su historia: elecciones primarias. Sí, sí, sí, ya sé: “eso no es un
evento único” me dirán, “COPEI/PSUV/AD, etc… ha tenido elecciones primarias”
replicarán, a lo que yo les responderé que jamás ha habido elecciones primarias
entre varios partidos políticos con posiciones diferentes.
Cada candidato expresó propuestas, planes a corto y
mediano plazo, esquemas de trabajo, reforzó la idea de la unidad, hizo campaña a
su manera y de acuerdo a sus posibilidades, hubo “debates”. ¡En fin! Se puede
decir que desde hace mucho tiempo no se había visto un nivel tan alto en el
discurso político venezolano.
Eso es lo que queríamos conocer las nuevas
generaciones y lo que querían recodar las generaciones que contaron con políticos
de la talla de Rómulo Betancourt (AD), Rómulo Gallegos (AD), Jóvito
Villalba (URD), Raúl Leoni (AD), Rafael Caldera (COPEI) y Juan Bautista Fuenmayor
(PCV).
"Y me preguntaba yo:..." |
Y me preguntaba yo: ¿Los electores habremos estado a
la talla de nuestros candidatos?
Y me respondía yo misma: “pues, no”.
Yo no juzgaba a los votantes por su candidato, sino
por su manera de argumentar su elección. Mi sorpresa fue grande al ver que los
electores hacían lo que no habían hecho los candidatos: atacar al contrario con
argumentos disparatados que iban desde la edad, apariencia, historia personal, sexo,
ciudad de nacimiento, “talla de zapatos y número de lotería favorito”
Reacciones viscerales, ataques infundados,
extremismos barbáricos era lo que yo escuchaba de los electores, pero ¿es que
ya no estamos cansados de escuchar lo mismo desde hace 14 años? Espero un
cambio. Espero que la gente empiece a tener esa conciencia política que
perdimos hace 30 años.
TIC TAC:
Espero que esperar no sea una esperadera de
esperanzas esperadas
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