viernes, mayo 16, 2014

Horrorimetría Social

 La Crónica de una Ciudad

– "Tengo que ir al centro a hacer (inserte trámite burocrático aquí)"
– "¡Cuidado! Mejor vete sencilla, sin celular y sin mucha plata" – dice la preocupada madre
– "Sí. Tranquila. Igual no creo que pueda hacer todo el trámite hoy" – dice la hija, resignada

Empiezo a caminar por la Avenida Urdaneta, en dirección oeste, para poder llegar al edificio donde tengo que hacer mis trámites. Ante el primer semáforo, decido detenerme y esperar mi turno para cruzar, por eso de que es mejor dar el ejemplo y todo eso; no pasan dos segundos sin que alguien me tropiece para poder “torear” a los carros que pasan a extremas velocidades en una zona comercial.

Imagen de Caracas en Retrospectiva
La misma historia se repite en la sucesión de pasos de cebra que hay que cruzar para llegar al ente público. A medida que camino, la cantidad de basura aumenta entre las calles; contenedores de basura vacíos rodeados de basura que chorrean putrefacción.

Un padre, que sostienen a su bebé con una mano, decide sonarse la nariz con la que sostiene el bolso de su bebé y sacudirse un pegoste de moco ante la pared del Ministerio Público más cercano. Inmutable ante ese acto, una joven mujer ofrece tramitarle los papeles a quienes, sumisos, están haciendo cola desde las 5am.

Luego de casi ser atropellada por una moto de la Guardia Nacional Bolivariana que iba “soplada” a saltarse una luz roja, llego al edificio. En mi típica voz de persona decente (que muchos asumen como voz de cordera con baja energía) me dirijo al funcionario que está en la puerta:

– "Disculpe, ¿Me podría decir dónde puedo encontrar información sob..."
– "¡Cartelera!"
– "G-gracias"


Entro mascullando sobre la brusquedad del funcionario, miro las carteleras con sus papeles amarillos  y tomo nota de los requisitos que hay que llevar antes de hacer mi trámite, mientras escucho a gente que dice: “¡Hay que llegar a las 5am para agarrar número!”

Imagen de: Caracas en Retrospectiva
Salgo del edificio con el alma vapuleada. Miro a mi alrededor y veo que, tristemente, la Avenida Urdaneta no es nada a lo que me contaba mi abuela, ¡Vaya! ¡Qué no es ni parecida a lo que era hace 15 años cuando mi abuelo trabajaba todavía en esa zona!

La calidad de la gente, su mirada, su trato y su manera de vestir está influenciada por la misma miseria y desorden que se ve en la calle. Me miro en el reflejo de una tienda “multada por el Indepabis” y me pregunto: “¿Me veré igual que los demás?”

Decido volver hasta San Bernardino caminando. Esta vez sin mirar a nadie. Mirando al piso con los mosaicos destruidos – otrora inspiración de urbanismo y avance social – y lo único que se me ocurre cuando me preguntan cómo me fue es que, en la escala del 1 al 10, estamos ante un 20 en la HORRORIMETRÍA SOCIAL.

HORRORIMETRÍA: "Dícese de la ciencia que se encarga de medir el nivel de horror en los fenómenos, en su mayoría sociales, bajo una escala relativa que relaciona, estadísticamente, el nivel de tolerancia al horror de un grupo social junto a la constante de horror de la época existente." (Llovera, 2014, p. 1, "Del libro de incongruencias y fetiches de Caracas")